

Por Germán Masserdotti especial para Revista Argentina (Tercera Época)

El pasado 15 de mayo de 2021 recibí por correo electrónico y por mensaje de whatsapp un saludo por el Día del profesor universitario en la Argentina. Por supuesto, agradecí el gesto pero, sin embargo, me pregunté sobre otra fecha: 17 de septiembre. Efectivamente, un 17 de septiembre de 1894 fallecía, en Asunción del Paraguay, José Manuel Estrada, católico argentino nacido en Buenos Aires el 13 de julio de 1842.
Estrada fue profesor de Derecho Constitucional y de Derecho Administrativo en la Universidad de Buenos Aires entre 1874 y 1884 y rector y docente del Colegio Nacional Buenos Aires entre 1876 y 1883. En ambos casos, fue expulsado durante la primera presidencia del Gral. Julio Argentino Roca (1880-1886), al fin de cuentas, debido a esa unidad de vida entre su catolicismo y la vida pública a propósito de su defensa de la educación religiosa durante los debates parlamentarios que dieron como resultado la ley 1.420 sobre educación común –obligatoria, gratuita y laica, si se hace uso de una fórmula simplificadora–. Si figura se inscribe entre los principales actores del catolicismo argentino del siglo XIX como Pedro Goyena, Tristán Achával Rodríguez, Emilio Lamarca, Manuel Pizarro, Indalecio Gómez, especialmente durante la década de los Ochenta o, según la denomina el P. Cayetano Bruno, la década laicista (La década laicista en la Argentina (1880-1890), Buenos Aires, Don Bosco, 1984).
Carlos Hoevel se refiere al tema en un posteo de Facebook publicado el 15 de mayo de 2021:
“Veo que el Estado instaló hoy 15 de mayo como «día del docente universitario» en conmemoración a una protesta contra [Juan Carlos] Onganía. Y desplazaron el 17 de septiembre que era el día del profesor secundario y también universitario en homenaje al gran educador, académico y político José Manuel Estrada, fallecido ese día. Otra maniobra más para limar nuestra historia y nuestra identidad identificando al profesor universitario con un militante o «trabajador de la educación». No lo promovamos. ¡Festejemos el 17 de septiembre, día de Estrada!”.
Esta breve nota mía procura ser un acto de justicia a la memoria de José Manuel Estrada. Él sigue siendo un faro, lamentablemente desconocido o silenciado, para la vida universitaria nacional y para los profesores que, no obstante las limitaciones personales que tenemos, queremos vivir el lema establecido durante la segunda época de la Revista Argentina (1880-1881): Instaurare omnia in Christo (Ef 1, 10).