Por Alejandro A. Domínguez Benavides para Revista Argentina (Tercera Época)
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
Jueves 30 de septiembre de 2021
-Ittingen-Concerto de Oscar Strasnoy.
– Concierto para piano Nº 12 en La Mayor, K414 de Wolfgang Amadeus Mozart.
– Apollon Musagète de Igor Stravinsky.
Director Invitado Pablo Druker.
Piano: Tomás Alegre.
Calificación: Muy bueno.
Una característica del concierto de la Filarmónica del jueves 30 de septiembre fue la juventud cronológica de sus protagonistas más destacados, Tomás Alegre treinta años; Pablo Druker, unos pocos años más y Oscar Strasnoy, cincuenta y un año. Tres artistas en plenitud creativa que ocupan un lugar relevante en los escenarios europeos.
“La música contemporánea no existe”
“El modernismo -afirma Pablo Fessel siguiendo a grandes rasgos la teoría de Adorno- rechaza la tradición en lo que esta tiene de práctica irreflexiva, sostenida en una repetición cuasi-ritual, olvidada de su necesidad original. La intervención selectiva de compositores [como Strasnoy] acerca de la tradición no restaura el momento acrítico, sino que extiende esa crítica a la música del pasado”. (Fessel, Pablo. (2021). La pregunta por la forma en la música sinfónica de Oscar Strasnoy. Revista musical chilena, 75(235), 201-216).
En 2017, Oscar Strasnoy estrenó y dirigió en el Teatro Argentino de La Plata su obra Ittingen Concerto que nos remite al universo de Johan Sebastian Bach. La obra, curiosamente, nació a partir de un encargo de la Akademie für Alte Musik de Berlín. La agrupación había interpretado los seis Conciertos de Brandeburgo y le pidieron éste para ser ejecutado con instrumentos históricos. “Una orquesta de instrumentos antiguos -afirmó Strasnoy- es lo más cercano que viví hasta ahora de una orquesta de instrumentos inventados”. En La Plata se ejecutó por primera vez con instrumento moderno. Según su autor está pensado como un séptimo branderburgués: polifónico, geométrico, solístico. Un homenaje al artesanado bachiano.
Strasnoy (porteño radicado en Alemania) estudió piano y dirección orquestal con Aldo Antognazzi y Guillermo Scarabino; composición en el Conservatorio de París con Guy Reibel, Michaël Levinas y Gérard Grisey, y en la Escuela Superior de Música de Fráncfort con Hans Zender; fue director musical de la Orchestre du CROUS de París de 1996 a 1998. En 2012, el Festival Présences de Radio France le dedicó su edición con una retrospectiva de sus obras en catorce conciertos desarrollados en el Théâtre du Châtelet de París), “la música contemporánea no existe” “Existe la música que uno conoce y la que uno no conoce. El que no tiene curiosidad por lo que no conoce se pierde enriquecerse con algo que de todas maneras es inofensivo. A lo sumo, se aburre unos minutos, pero hasta ahora nadie se ha muerto escuchando una obra nueva”.
Sin dudas el espectador puede tomar estos dos caminos frente a su Ittingen Concerto la curiosidad o el aburrimiento. Total como “dijo Stravinsky -recordado también por Strasnoy en el diario La Nación hace cuatro años- un artista es un artista cuando hace lo que se le da gana. Si no, no es artista”.
El director Pablo Druker (ha dirigido el estreno de numerosas obras y producciones operísticas incluyendo el estreno mundial de la obra mit einem Namen aus einem alten Buch de Heiner Goebbels (Stadttheater Gießen) y el estreno americano de la ópera Un re in ascolto de Luciano Berio (Usina del Arte). En Argentina dirigió el estreno de Chant funèbre de Igor Stravinsky (CCK), Candide de Leonard Bernstein (Teatro Coliseo) y un vasto número de piezas para ensamble como Quaderno di strada de Salvatore Sciarrino (Teatro San Martín) y Tehillim de Steve Reich (Teatro San Martín).
Como director ha participado también en importantes festivales como Cresc… Biennale für aktuelle Musik, Wittener Tagen für neue Kammermusik, Klangspuren Festival Schwaz, Colón Contemporáneo y Festival de Música Contemporánea del Teatro San Martín, donde ha colaborado con compositores como Salvatore Sciarrino, Steve Reich, Heiner Goebbels, Enno Poppe, Gerardo Gandini, Simon Steen-Andersen, Santiago Santero, Mariano Etkin y Carola Bauckholt.) y los maestros de la Orquesta Filarmónica hicieron lo que debieron hacer según la compleja partitura y además con un virtuosismo artístico acorde con la sabiduría y el talento.
El piano la prima donna en el concierto de Mozart y el ballet neoclásico de Stravinsky.
El concierto número 12, K 414 junto con los K 413 y 415 fueron escritos por Mozart en 1782 cuando se instaló en Viena. Allí tuvo la ocurrencia de ofrecer entradas a la venta para que el público asista a un espectáculo con su música y pase un buen momento musical. Al parecer no consiguió suscriptores y terminó ofreciéndolos a una editorial de Viena. La obra, además, está pensada para ser ejecutada por una orquesta tanto en un gran teatro como en el salón de un aristócrata con un piano y un cuarteto de cuerdas, los instrumentos de viento son prescindibles, en esa ocasión.
A su vez, Mozart le dio al piano un rol protagónico en este concierto muy parecido al de un cantante de ópera. La orquesta presenta los temas principales del movimiento y como en la ópera provoca la anticipación para la primera aparición del solista. La doble exposición de temas, es casi un ritornello de aria, Mozart deja al piano la ejecución de melodías líricas que requieren un tono de canto como en la ópera italiana. La actitud de Tomás Alegre estuvo muy lejos del exhibicionismo personal. Su piano no fue la prima donna, laintegración fue total con la orquesta, que durante el primer movimiento contagió la emoción con esa sucesión de trinos agudos y de numerosas octavas que transportan a las profundidades del teclado.
Asimismo en el segundo movimiento que empieza con una cita directa a la obertura de La Calamità dei cuori de Baldassare Galuppi escr,ita por Johann Christian Bach, el hijo menor de J.S. Bach, que murió mientras Amadeus estaba componiendo el concierto. Alegre, logro transmitir una cierta melancolía sin amaneramientos para rematar en el movimiento final ejecutando el tema principal con soltura y picardía donde el solista nos introdujo en su clima de diversión.
Respondió a los aplausos del público con gratitud y ofreció un bis de Granados, La maja y el ruiseñor, de la suite Goyescas.
La Orquesta Filarmónica concluyó con Apollon Musagèt (Apolo conductor de las musas) de Igor Stravinsky, este año se conmemora el cincuentenario de su muerte, acaecida en Nueva York, el seis de abril de mil novecientos setenta y uno. El ballet ejecutado, fue su primera colaboración con el gran bailarín y coreógrafo George Balanchine donde recrea el espíritu de Lully. Su idea se orientó a buscar una visión refinada y estática de su pensamiento musical. En ella convergen melodías barrocas y neoclásicas. En esta obra se desvincula de una violenta y creciente materialidad hallada en el ballet anterior Le Sacre du Printemps de 1913. Apollon Musagèt es una suite de danzas para orquesta o cuarteto, puede considerarse un concierto o una partitura sinfónica. La Orquesta de cuerdas esta formada por un sexteto obtenido añadiendo la parte del segundo violonchelo al primer y segundos violines, violas y contrabajos; cada una de estas parte tiene una tarea claramente definida y funcional a la melodía. La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires logró en esta obra un desempeño correcto, no obstante, si analizamos el conjunto no advertimos el vuelo artístico ejecutado en las anteriores.