

Por Alejandro A. Domínguez Benavides para Revista Argentina (Tercera Época)

Sábado 30 de octubre de 2021
Kristine Opolais (Soprano).
Marcelo Ayub (piano).
Programa:
PARTE I
“Es una de las sopranos más solicitadas de la escena internacional -nos ilustra el programa de mano-, con una reputación que la consagra entre las cantantes-actrices más preeminentes del mundo. Opolais se presenta regularmente en la Metropolitan Opera New York, Wiener Staatsoper, Staatsoper Berlin, Bayerische Staatsoper, Teatro alla Scala, Opernhaus Zürich y Royal Opera House Covent Garden. Colabora con directores como Daniel Barenboim, Antonio Pappano, Simon Rattle, Mark Elder, Daniel Harding, Andris Nelsons, Fabio Luisi, Kirill Petrenko y Semyon Bychkov. Sus recitales y conciertos solistas fueron celebrados en el Festival de Salzburgo, BBC Proms, Tanglewood Festival, Musikverein Wien, Baden-Baden Festspielhaus, Royal Opera House Muscat, Royal Concertgebouw, Shanghai Oriental Arts Center and Carnegie Hall, entre otros escenarios de inmenso prestigio. Ha cantado junto a orquestas como la Berliner Philharmoniker, Gewandhausorchester Leipzig, the Concertgebouworkest, Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks, Filarmonica della Scala y la NHK Symphony Orchestra”.
Una trayectoria impactante preparada para paralizar al lector. Este ciclo Grandes Intérpretes Internacionales parece orientarse a un público que disfruta más de la popularidad de los artistas que de su fama, un público entusiasta al que le encanta aplaudir de antemano, consagratoriamente, pasar un buen rato -a quién no-, pagar una entrada cara pero con seguro de buen espectáculo.
No obstante, también hay otro público que le encanta ir a padecer al teatro, no se resigna a que las grandes voces, las verdaderas divas ya forman parte de la historia grande de la ópera que, como en otros ordenes de la vida, los tiempos han cambiado, por ejemplo cada vez somos menos los que nos ponemos un traje y una camisa blanca para lucir lo mejor posible ante la majestuosidad del Gran Teatro.
Esta larga introducción presagia nuestra opinión. Nos parece que, por lo menos en la noche del sábado 30 de octubre, Opolais no demostró ser el producto que nos quiso vender la publicidad y salimos del teatro de la peor manera: igual que como entramos.
La soprano Opolais eligió un repertorio dramático inadecuado para su voz de soprano lírica- spinto, voz bella pero no extraordinaria ni fuera de lo común, es más, con escaso volumen. Advertimos cierta tensión en los agudos y debilidad en la zona grave y un recurrente temblor en la interpretación con el objeto de reafirmar el dramatismo, suponemos, pues eligió a sus heroínas al borde de la muerte. Además abusó de algunos recursos actorales de manera recurrente, por ejemplo abrir los brazos al cielo…
Todo fríamente calculado
Sin embargo, la cantante maneja muy bien las técnicas de la seducción y del encantamiento para suplir sus carencias vocales con sus dotes de actriz sensacionalista. Sorprendió con su entrada, cantando después que el pianista comenzara a interpretar las primeras notas del aria. Este recurso lo utilizó, prácticamente, durante toda la velada. Y creemos que le dio buenos resultados ante el público.
De las seis arias que ofreció el programa en la Canzone del Salce…Ave Maria… (Aria de Desdémona) de Otello de Giuseppe Verdi, advertimos que la actriz y la cantante lograron un equilibrio. Logró transmitir ese momento de intimidad y de oración con serenidad y emotiva sensibilidad.
Esa simbiosis se quebró en el resto de las interpretaciones y, en Vissi d’arte de Tosca de Puccini, abusó de recursos actorales cantando de espaldas al público y con un exigido y tenso agudo final.
Solo en los bises lució en plenitud la actriz cantante sobre todo en el aria de la Luna de la ópera Rusalka de Dvořák. Recorrió desde el fondo el pasillo central de la platea, con voz cálida hizo un derroche de recursos de ingenua sensualidad y termino sentada en la escalerilla central para subir al escenario. Bien logrado. El público estalló y concluyó con O mio babbino caro de Gianni Schicchi, de Puccini, para coronar con precisión y belleza en una noche con resultados vocalmente desiguales.
Una muy buena actuación de Marcelo Ayub
El lugar de Constantine Orbelian fue ocupado por el maestro Marcelo Ayub que no solamente cumplió adecuadamente su rol de pianista acompañante con sobriedad y jerarquía sino que además puso de manifiesto sus dotes de excelente solista en dos momentos de la noche con Muerte de amor del Tristan e Isolda de Wagner con arreglos de Liszt y el Intermezzo de Manon Lescaut de Puccini.