Por Alejandro A. Domínguez Benavides para Revista Argentina (Tercera Época)
Premiere:
Sábado 6 de noviembre de 2021
Programa Mixto
El lago de los cisnes
Pas de Deux del Acto II
Coreografía: Mario Galizzi
Música de P.I. Tchaikovsky
Parejas Protagónicas: Ayelén Sánchez – Federico Fernández
Clear
Coreografía: Stanton Welch
Música: Concierto para violín y oboe en Do menor
de J. S. Bach.
Parejas Protagónicas
Nadia Muzyca –Jiva Velázquez
Paquita
Coreografía: Marius Petipa
Música: É. Deldevez y L. Minkus
Parejas Protagónicas
Macarena Giménez – Maximiliano Iglesias
Última función 17 de noviembre
Calificación: Muy buena.
El Ballet estable del Teatro Colón ofreció un espectáculo muy bien estructurado donde el lenguaje clásico se manifestó de distintas maneras desde el esplendor del academicismo estricto del ballet clásico imperial con la presentación del segundo movimiento de El Lago de los Cisnes, una suite de Paquita, balletpantomima -típico ejemplo del estilo francés exportado a San Petersburgo- y en gran medida en Clear una estupenda expresión de danza contemporánea en diálogo con sus antecesores. La temática se unió en tres expresiones diferentes del amor cuyo centro es la mujer.
Un amor que conduce a la muerte.
La belleza femenina, el enamoramiento, el hechizo se apoderan del segundo acto de este clásico de los clásicos que es El Lago de los Cisnes. La coreografía de Mario Galizzi se suma a la de Balancine (1951); Crancko y Ashton (1963) Nureyev (1964); Grigorovich (1969); Mats Ek (1987); Mathew Bourne (1995). No obstante, la obra de Petipá e Ivanov sentaron las bases de la música, del argumento y del estilo.
En el adagio, Sigfrido queda encandilado por esa creatura bellísima, ese cisne con apariencias de mujer de quien se enamorará. La interpretación de Ayelen Sánchez logró encarnar el perfil psicológico de Odette con técnica impecable, así como su partenaire Federico Fernández en todo momento de manera convincente transmitió su enamoramiento. Los dieciséis cisnes que los acompañaron en escena cumplieron acabadamente con su trabajo ofreciendo un cuadro estético difícil de olvidar. Aunque se extraña la orquesta en vivo la música de Tchaikovsky alcanza uno de los momentos de profundo lirismo acompañando este pas de deux.
Entre la desesperación, la soledad y el amor.
A diferencia de la mayoría de las obras de Bach nos envuelve en una paz celestial su Concierto para violín y oboe en Do menor BWV 1060 crea un clima entre el desasosiego, la angustia y hasta cierta tristeza nostálgica. El coreógrafo StantonWelch, tal vez ha experimentado esas sensaciones y la eligió para acompañar los pasos inciertos de los bailarines que recorren el escenario a ritmo frenético y hasta desesperado. La búsqueda enigmática, entre pasos individuales de siete hombres con el torso desnudo y la aparición esporádica de una mujer, plantean el interrogante. Hasta que uno de ellos en la premiere Jiva Velázquez logra conquistar a la única mujer que interpreta Nadia Muzyka y concluyen abrazados en un cono de luz. Los primeros bailarines junto con el elenco tuvieron un excelente desempeño. Una puesta de singular belleza donde la iluminación cumplió el rol de un protagonista más, con un muy buen uso de los colores que poblaron el escenario.
Un final con acento español: Una suite de Paquita
La acción de Paquita transcurre en Zaragoza, durante las invasiones napoleónicas en España. Paquita, una joven de abolengo fue raptada por unos gitanos. En un encuentro fortuito, surge su romance con un joven y apuesto oficial francés (Lucien) a quien ella salva de la muerte. Después de una serie de enredos, hay final feliz para la pareja y por supuesto, boda.
La reposición coreográfica de Martin Miranda hizo lucir a los primeros bailarines Maximiliano Iglesias y Macarena Giménez, quiénes hicieron gala de su solvencia técnica y virtuosismo. Cabe destacar además la labor de Ayelén Sánchez, Camila Bocca, Laura Domingo, Ludmila Galaverna, Iara Fassi y Manuela Rodríguez Echenique.