Créditos Fotográficos Carlos Furman/ Prensa Complejo Teatral de Buenos Aires
Por Alejandro A. Domínguez Benavides
Edmond es un espectáculo escrito y dirigido por el francés Alexis Michalik, en traducción y adaptación de Fernanda Cava y Gabriela Ricardes, con un numeroso elenco de actores argentinos que encabezan Miguel Ángel Rodríguez, Felipe Colombo y Vanesa González. Nacho Pérez Cortés, Yanina Gruden, Eugenia Alonso, Gaby Ferrero, Luis Longhi, Abián Vainstein, Carlos Da Silva, Matías Milanese y Federico Lehmann. Asistentes de escena: Eloy Antunez Greminger y Lautaro Sosa Ruiz.
El equipo artístico-técnico del espectáculo está integrado por Andrés D´Adamo (maestro de esgrima), Juan Selva (reposición del diseño audiovisual), Romain Trouillet (música original), Matías Sendón (reposición de iluminación), Arnaud Jung (iluminación), Constanza Sparti (reposición de vestuario), Marion Rebmann (vestuario), Florencia Tutusaus (reposición de escenografía), Juliette Azzopardi (escenografía), Eduardo Gondell (dirección residente) y Fannie Outeiro (dirección adjunta).
Teatro Alvear (Avda. Corrientes 1659). Se repone en el mes de febrero de 2024.
CALIFICACIÓN: EXCELENTE
Bajó del escenario del recientemente inaugurado Teatro Presidente Alvear, Edmond (2016) una espléndida comedia romántica e histórica, escrita y dirigida por el actor francés Alexis Michalik (Paris 1982), autor de Le Porteur d´histoire (2012), Le Cercle des Illusionistes (2014) e Intramuros (2017).
El protagonista es Edmond Rostand, escritor, joven promesa literaria, que padece una crisis creativa y no escribe desde hace un tiempo, recibe un encargo literario del famoso actor Constant Coquelin: crear una obra romántica a su medida y para concretarla tiene solamente unas pocas semanas.
Rostand, confundido, no sabe por dónde empezar, avanza y retrocede en su escritura hasta que se inspira en la joven pretendiente de un amigo, a quien le escribe y recita poemas haciéndose pasar por aquél. Rápidamente se establecerá un triángulo entre aquellos versos, el guion a representar sobre el escenario y sus sentimientos.
Esta comedia fue un éxito de la escena europea, ganadora de cinco premios Molière y con más de ochocientos mil espectadores desde su estreno en 2016 en el Théâtre du Palais Royal de París, Edmond es una comedia que, en la mejor tradición de los grandes espectáculos de troupe del siglo XIX, imagina la primera representación del clásico Cyrano de Bergerac y las dificultades que llevaron a su autor, Edmond Rostand, a montarla en 1897.
El director francés trabaja en su país con actores muy buenos, pero no con estrellas. Su reescritura escénica la plantea desde lo que él denomina un trabajo de tropa, de compañía en el que cada actor representa muchos papeles.
Edmond tiene aproximadamente ochenta escenas que jamás se interrumpen con apagones. La actuación es continua fruto de una dramaturgia cinematográfica, muchas escenas, montaje ágil y en el escenario: camas, puertas, faroles, petit muebles, escritorios que los actores trasladan. Los objetos van y vienen. Michalik le imprime a la puesta un ritmo vertiginoso. Imposible aburrirse, cumple su objetivo: divierte bien y de la mejor manera.
La labor de los actores es importantísima, despliegan una coreografía polifónica, propia de las antiguas compañías, donde los egos y las individualidades implosionaban fatalmente. Al director le gusta que hablen de los actores en general y no de uno en particular y también aquí logró su objetivo.
No podemos olvidar la escenografía sorprendente, cuidadísima y bella; la iluminación creadora y la música por momentos discreta, por momentos más presente. Ocupa un lugar destacado e imperceptible a la vez. No es una banda avasallante, acompaña y ayuda aún más a lograr armonía del espectáculo.
Más allá de las críticas desfavorables que surgieron al principio cuando se anunció que no estaría en el escenario de la reinauguración del Teatro Presidente Alvear una obra de autor nacional, considero un enorme acierto que la elegida haya sido ésta, su autor y director, inspirado en la mejor tradición del Teatro Universal nos brindó una bocanada de aire fresco haciendo teatro dentro del teatro, mostrando las dificultades de los actores y los autores, las preocupaciones crematísticas de los productores que muchas veces se olvidan del arte y como en este caso promovieron, seguramente sin querer, un espectáculo de calidad como Cyrano de Bergerac, recordado en esta comedia con ritmo de vodevil que logra divertir y emocionar de la mano de un elenco excepcional.