Centenario de Emilio Lamarca

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Por Germán Masserdotti para Revista Argentina (Tercera Época)

“De talle airoso, espaldas largas, figura expresiva, de plácida sonrisa, de airosa postura, aristocrático en su porte y en su tono, unía a las maneras del hombre de mundo la vivacidad, la alegría natural y el buen humor”. Así describe J. Reinhard en Estudios de julio de 1924 al Dr. Emilio Lamarca, de quien el próximo 5 de julio de 2022 se cumplirá el primer centenario de su fallecimiento. Y agrega: “En cuanto a mí, extranjero, tuve la satisfacción de saludar en él un legítimo, un noble representante de la sociedad argentina. De esta él tenía el buen sentido, la buena gracia, el buen humor y el golpe de malicia traviesa. Aun en sus últimos días, en la tarde de la vida, el doctor Emilio Lamarca era uno de los hombres de más representación en Buenos Aires. Sus obras, sus fundaciones, sus legados piadosos, señalan en su persona un gran espíritu y un noble corazón”.

Breve semblanza. Lamarca había nacido en Valparaíso (Chile), el 21 de agosto de 1844[1]. Su formación escolar y académica se repartió entre Chile, Inglaterra, Alemania y la Argentina. Ingeniero en minas y abogado, de formación jesuítica y benedictina, funcionario público, profesor universitario, empresario particular, dirigente social y político inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia, Lamarca “se destaca como uno de los principales representantes del Humanismo Cristiano, tanto en el campo de las ideas como en el compromiso socioeconómico político, dentro de una brillante generación de personalidades que se inscriben en esta corrientes de ideas y de propuestas en la Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX” (Resico: 2012, 5). El nombre de Lamarca –comenta Auza- “estuvo asociado a las grandes causas del país durante los últimos veinte años del siglo pasado [XIX] y los primeros veinte de éste [XX], siendo así, el puente de unión entre la generación política del ochenta y la generación social de los católicos de los dos primeros decenios del siglo XX” (Auza: 1961, 737). Lamarca, según el P. Guillermo Furlong, fue “el precursor de las preocupaciones y de las soluciones católicas a la cuestión social en Argentina” (Furlong: 1944, 183, en Resico: 2012, 6).

El economista. Uno de los principales ámbitos, tanto desde una instancia académica como profesional, en los que se destacó Lamarca fue el de la Economía. “En 1876 se incorpora a la actividad docente pues fue nombrado profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, reemplazando en la cátedra a Vicente F. López. Es entonces, a partir de los apuntes del dictado de clases, que publicaría en 1877 su obra Apuntes para el estudio de la Economía Política. La estructura y contenido de la obra ponen de manifiesto la importancia que daba al autor a fundamentar la economía dentro de las ciencias sociales y morales. Dedica una parte importante de la introducción a establecer los principios antropológicos en los que se basa el análisis económico, siendo el más importante el ubicar a la persona como centro de la actividad humana” (Resico: 2012, 7). Un trabajo suyo que merece destacarse –hoy día, en tiempos de secularización, puede resultar una pieza exótica– es El Decálogo y la ciencia económica. “La investigación que Lamarca emprende para escribir El Decálogo y la ciencia económica –destaca Auza– tiene un rasgo que merece ser destacado, y consiste en ser original a la vez que una rara pieza literaria cuando esos temas no son frecuentes entre quienes se ocupan de cuestiones económicas. Lo es doblemente por plantear una cuestión que no ocupa la atención de los cultivadores de la especialidad; pero fundamentalmente, por hacerlo desde la perspectiva de la teología católica, que no es, precisamente, la que ocupa la atención de los economistas en la Argentina” (Auza: 2013, 51). “La eficiencia de las funciones económicas depende de la observancia de los preceptos”, sostiene Lamarca. Nuestro protagonista, resalta Resico, “pone de manifiesto otro de los núcleos de su pensamiento económico-social, que es el rol determinante de la familia en la dinámica social, influido por las ideas al respecto del sociólogo francés Le Play. Para el autor la sociedad crece y se desarrolla de forma sana, o declina y se corrompe, con la suerte análoga que corra la familia. La misma es la célula básica de la economía puesto que es la unidad originaria de la producción y del consumo. Asimismo enfatiza las relaciones entre la economía y el orden político, en tanto sostiene que el buen gobierno, por contraposición con la tiranía, el desorden social, y la anarquía, hacen que las personas reaccionen de forma diferente, o bien confiando, invirtiendo y generando riqueza, o bien, retrayendo su confianza, migrando o disminuyendo la población” (Resico: 2012, 8).

El dirigente social y político. Lamarca fue un laico católico comprometido que supo vivir aquella unidad de fe y vida que resulta tan escasa en el promedio de los dirigentes sociales actuales, incluidos, por cierto, los “católicos de etiqueta” que dejan en la puerta de la esfera pública su conciencia cristiana no sea que los acusen de clericalistas. Lamarca fue protagonista principal de las luchas que se vivieron en la década del 80 del siglo XIX en la Argentina, resultado del talante laicista del primer gobierno del presidente Julio Argentino Roca (1880-1886). Consecuencia de su coherencia de vida, fue haber sido expulsado de su cátedra de Economía Política en la Universidad de Buenos Aires por el Gobierno Nacional. Junto a otros notables como José Manuel Estrada, Pedro Goyena, Tristán Achával Rodríguez, Apolinario Casabal y otros destacados laicos católicos argentinos, formó parte de la Asociación Católica de Buenos Aires, sucesora del Club Católico. El diario de la institución fue La Unión. En agosto de 1884 participó como miembro de la mesa directiva del Primer Congreso Nacional de Católicos Argentinos. Lamarca “fue una figura relevante tanto por el contenido de sus argumentos y propuestas, como por sus destacadas dotes de orador. Su participación estuvo caracterizada por un lado por una aguda crítica del oficialismo, pero por otro, por una serie de propuestas. Allí planteó la necesidad de la unión de todos los católicos y la constitución de un partido para potenciar su incidencia pública” (Resico: 2012, 9). El partido político que se fundará será la Unión Católica, del que formó parte en el Comité Nacional. “Un capítulo destacado de la participación de Lamarca en esta época, junto al grupo católico, consiste en la fundamentada crítica que realiza de la política económica del gobierno. Lamarca ataca particularmente la política financiera, constituyéndose en profeta de la crisis que sobrevendría, tarea que realiza a través de una seguidilla de artículos en el diario La Unión” (Resico: 2012, 10). Lamarca, a su vez, apoyó al P. Federico Grote, sacerdote redentorista alemán, en la fundación de los Círculos de Obreros (2 de febrero de 1892), institución pionera en la acción social inspirada en la Carta Encíclica Rerum novarum (1891) del papa León XIII. En julio de 1909 es uno de los fundadores de la Liga Social Argentina. Lamarca enfatizaba que la Liga “debía concebirse como una escuela de educación social basada y también como una formadora de líderes basada en los ideales del cristianismo. En cuanto a su organización contaba con tres planos el religioso, dependiente de los clérigos, el social y el político. En su actividad promovía el estudio y la formación de gremios, cooperativas rurales y de consumo, la defensa jurídica de trabajadores, el apoyo a las mutuales sindicales, etc. Sus medios fueron la difusión oral y escrita, la oficina de informaciones, las conferencias, las bibliotecas, los locales propios y las publicaciones” (Resico: 2012, 12). Merece destacarse, además, la participación de Lamarca en la Unión Nacional (1909) de Roque Saénz Peña, quien se convertiría en presidente de la Nación en 1910. Junto a otro notable del movimiento católico argentino como Indalecio Gómez (ministro del Interior de Roque Sáenz Peña), apoyó el proyecto de ley de reforma electoral que, finalmente, fue sancionado como Ley 8.871 que instauró en la Argentina el voto universal, secreto y obligatorio. También fue uno de los fundadores de la Universidad Católica de Buenos Aires –de poca duración– y, como miembro de la Academia del Plata, impulsó la aparición de la revista Estudios en 1911.

Resultado del clericalismo que no distingue entre “ortodoxia” y “heterodoxia”, el episcopado argentino de la época le solicitó a Lamarca que disolviera la Liga Social Argentina para que no le hiciera sombra a la Unión Popular Católica Argentina (UPCA). Nuestro protagonista accedió al pedido si bien no padecía de ese virus clericalista antes mencionado. Por último, “se entusiasma con la creación de los Cursos de Cultura Católica y apoyó a sus jóvenes organizadores prestándoles la sede central de la Liga. Al morir dejó a los Cursos la espectacular biblioteca que había acaparado en años de investigación y acción social y política” (Resico: 2012, 13).

Emilio Lamarca fallece el 5 de julio de 1922 en Buenos Aires. Como señala Auza, él fue “sin duda el hombre mejor dotado para enfrentar la cuestión social entre los contemporáneos y por ello se convirtió en el maestro y en el orientador cuyos consejos, lamentablemente, no siempre fueron oídos y cuya palabra no siempre fue seguida (Auza: 1961, 737).  

Algunas consideraciones finales. La vida y la obra de Emilio Lamarca es una lección concreta e inspiradora de esa coherencia entre fe y vida que resulta ser el secreto para el restablecimiento de un orden social de acuerdo al derecho natural y cristiano. Secreto, aunque suene paradojal, conocido por todos pero, lamentablemente, poco practicado. Lamarca, junto a otros laicos católicos argentinos forjados en la auténtica militancia social, es una de esas figuras que debería ser conocida y estudiada en los programas escolares y universitarios como ejemplo de hombre con vocación pública inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia. Si nosotros no recordamos a los nuestros, ¿quién lo hará?

Valga esta nota como sincero homenaje a Emilio Lamarca en el año en que se cumplirá el primer centenario de su fallecimiento.

Bibliografía

Auza, N. T. (1961), “Hombres de la Academia del Plata: 1869-1900”, Estudios, 731-742.

Auza, N. T. (2013), “Lamarca y «El Decálogo y la ciencia económica»”, Revista Cultura Económica 86, 50-62.

Furlong, G. “Oración fúnebre”, Estudios, septiembre-octubre de 1944.

Reinhard, J. (1924), “Un anciano cristiano. El difunto doctor Emilio Lamarca”, Estudios, 43-49. Resico, M. F. (2012). Aportes del humanismo cristiano en economía al desarrollo argentino : vida y obra de E. Lamarca, A. Bunge y F. Valsecchi [en línea]. En Doscientos años del humanismo cristiano en la Argentina : dimensión ética, compromiso con la república, la democracia y el bien común. Buenos Aires : Educa. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/investigacion/aportes-humanismo-cristiano-resico.pdf.


[1] En cuanto la presentación biográfica, seguimos a Resico, M. F. (2012), Aportes del humanismo cristiano en economía al desarrollo argentino : vida y obra de E. Lamarca, A. Bunge y F. Valsecchi, nn Doscientos años del humanismo cristiano en la Argentina : dimensión ética, compromiso con la república, la democracia y el bien común. Buenos Aires : Educa. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/investigacion/aportes-humanismo-cristiano-resico.pdf [Fecha de consulta: 10 de febrero de 2022]. Resico sigue, a su vez, a Néstor Tomás Auza en una biografía inédita titulada Emilio Lamarca, Economista y organizador social. Resultaría un gran aporte para conocer mejor la figura y obra de Emilio Lamarca que se publicara la biografía de Auza. El centenario del fallecimiento del laico católico argentino integrante de la Generación del Ochenta se ofrece como una ocasión inmejorable. Más recientemente, Jesús Silveyra se ha referido en Emilio Lamarca en su discurso a propósito de su incorporación como miembro de la Academia del Plata (Semblanza y compromiso de Emilio Lamarca, disponible en https://academiadelplata.com.ar/user/FILES/SEMBLANZA_Y_COMPROMISO_DE_EMILIO_LAMARCA_SILVEYRA_JESUS_Discurso_de_incorporacion_25-11-2020.pdf). Silveyra ocupa el sitial Emilio Lamarca.