Malvinizar es la consigna. 1982 La Gesta lo hace por donde se lo vea.

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Un comentario crítico sobre un libro, una obra de teatro o lo que fuera puede convertirse en un acicate y en una excelente excusa para volver al cine y ver por uno mismo la película. Se trata, en concreto, de  1982. La Gesta, de Nicolás Canale.

Antes del estreno ya se ha escrito sobre el documental y, una vez que el público pudo decir presente, se lo sigue haciendo. Me interesa, ahora, destacar algunos aciertos.

En primer lugar, el foco de 1982. La Gesta. No se trata de un documental bélico. Obviamente, la Guerra de Malvinas es el trasfondo. De lo que sí se trata es de darle la palabra –y la imagen animada– a los 22 veteranos de guerra de Malvinas (VGM) que fueron entrevistados por Nicolás Canale y el equipo que colaboró con él en la realización del documental. Si fuera posible caracterizar con un término 1982. La Gesta, diría que se trata de un documental romático. Romático a condición de aclarar en qué sentido lo es. El amor a la Patria, a la Argentina profunda edificada en la Fe Católica late en cada segundo de los 82 minutos que dura el documental. El amor a esa Argentina Católica que animó al número determinante de los combatientes en la recuperación de lo nuestro. No se trata de ese amor sensiblero lacrimoso aunque, por cierto, se justifican las lágrimas derramadas por los VGM a lo largo del documental y por más de un espectador –el autor de esta nota, el primero–.

En segundo lugar, el esfuerzo asociado a la profesionalidad. Sin convertir a la vida virtuosa en un certamen para musculosos, lo cierto es que, y todavía más en la Argentina, hacer cosas buenas cuesta. Todavía más si se trata de una obra artística que busca malvinizar. Y cuesta, sobre todo, económicamente y no tanto en cuanto al empeño laborioso de hacer buen cine. La filmación de 1982. La Gesta supuso, no solamente dinero, sino conseguirlo. Curioso país el nuestro en el que muchos que blasonan de patriotas, a la hora de “poner una moneda”, se hacen los giles. Pero olvidándonos de poderoso Don Dinero, al menos por un momento, la hechura profesional del documental es evidente. ¿Detalles? Siempre. A caminar se aprende caminando.

En la Argentina, 1982. La Gesta marca un hito en la historia de las filmaciones que tienen como tema –el objeto material, si fuera por ponerse en filósofos– la causa de Malvinas. En realidad, no lo es para los desmalivinazadores de cualquier pelaje partidocrático. Pero ésa es otra historia, pequeña por cierto, cuyos protagonistas son gnomos acomplejados que donde suena Patria y Defensa de la Soberanía escuchan fanatismo. Que vayan al otorrino.

Dicho esto, me animo a una sola crítica: los 82 minutos se quedan cortos. Esto reclama una continuación. A la espera.