Mozarteum Argentino: Mandolina y cuerdas al servicio del Arte

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Por Alejandro A. Domínguez Benavides para Revista Argentina (Tercera Época)

Teatro Colón

Lunes 07 de agosto de 2023

Fotografia Liliana Marcia/ Mozarteum Argentino

Ensemble Arcangelo

Director: Jonathan Cohen

Solista: Avi Avital : mandolina

Programa:

Parte I

 Concierto en La menor para violín, cuerdas y bajo continuo, RV 356 (versión para mandolina y orquesta), de Antonio Vivaldi 

IAllegro II. Largo III. Presto 

-Sinfonía para cuerdas en Re menor, RV 128 de Antonio Vivaldi

I. Allegro II. Largo III. Presto

-Concierto en Re menor para clave, cuerdas y bajo continuo, BWV 1052 (versión para mandolina y orquesta) de Johann Sebastian Bach

I. Allegro II. Adagio III. Allegro

 Parte II

 Concierto en Do mayor para mandolina, cuerdas y bajo continuo, RV 425 deAntonio Vivaldi

I. Allegro II. Largo III [sin especificación]

Concierto de Brandeburgo n.º 3 en Sol mayor, BWV 1048  de Johann Sebastian Bach

I. [Sin especificación] Adagio Allegro

Concierto en Fa menor para clave, cuerdas y bajo continuo, BWV 1056 (versión transcripta en Sol menor, para mandolina y orquesta) de Johann Sebastian Bach

[Sin especificación] Largo Presto

Calificación: Excelente

No es común encontrar en la variada y abundante cartelera musical de Buenos Aires a un concertista de mandolina, menos aún hallar a un virtuoso y apasionado artista, nominado para un Grammy clásico como Avi Avital, comparado por la crítica con Andrés Segovia y con Jascha Heifetz.

“La parte emocionante de ser un ejecutante de mandolina clásica -declaró el maestro israelí en cierta oportunidad- es que abre un amplio campo para la libertad creativa. Cuando encargo nuevas piezas y me comprometo con diferentes estilos musicales, siento que estoy sacando a la luz nuevas caras de este instrumento único, descubriendo lo que se esconde allí”.

Estas palabras se vieron concretadas desde el comienzo de su presentación. Avital arrancó sereno, sencillo y demostrando felicidad con el Concierto en La menor de Vivaldi con una seguridad y una fuerza capaz de lograr con su impulso, la revitalización de un repertorio que precisamente no se escribió para mandolina. Todas fueron notables transcripciones, solamente uno solo estaba escrito para su instrumento, sin embargo, si buceamos en la historia de la música el Concierto en Do mayor para mandolina, cuerdas y bajo continuo, RV 425 fue escrito originalmente para guitarra. Tanto el solista como el Ensemble dotaron al segundo movimiento de la lentitud y la reflexión adecuada a la fidelidad de la composición como lo hicieron con las obras de Johann Sebastian Bach.

Los conciertos para clave del genio alemán , tan populares entre los pianistas son posibles reelaboraciones de piezas escritas originalmente para violín. Bach logró transferir las diversas idiosincrasias de la técnica del violín al teclado  con tanto ingenio que la mayoría de los pianistas incluyen esos conciertos en su repertorio estándar El Concierto en Re menor para clave, cuerdas y bajo continuo, BWV 1052 es quizás el más popular sobre todo por sus alegres movimientos externos interpretados con rapidez y energía y por el contundente trabajo de Avitar en las secciones de solista que le dio un virtuosismo que nos hizo imaginar al violín de la supuesta instrumentación anterior. Brillaron los movimientos laterales y el Adagio melancólico y central logró una sonoridad poética    superlativa.

El mismo efecto nos causó escuchar el Concierto No. 5 en Fa menor, BWV1056,el más corto de los conciertos para teclado pero también bastante popular, gracias a su hermoso Adagio. Bach usó este movimiento como la Sinfonía introductoria a la Cantata BWV156, Ich steh‘ mit einem Fuß im Grabe (‘Estoy con un pie en la tumba’). Presentado sobre un acompañamiento de pizzicato, Avital logró un momento conmovedor. Si alguna vez se necesita evidencia para mostrar cómo Bach podía hacer que el teclado cantara, en este caso lo hizo la magia de la mandolina.

El solista, sin partitura a la vista, como nos gusta, logró cautivarnos con el arte de esplendidos sonidos, amplificados con un sutil micrófono, este adminículo nos disgusta siempre, pero comprendemos su necesidad- que el   notables grupo de músicos debieron haber evaluado su imprescindible presencia.

El Ensemble Arcangelo acompañó con mesura y sutileza. Las cuerdas sonaron con un cuidadoso afinamiento que hicieron aún más relevante la presencia dejando a los sones de la mandolina ocupar la centralidad. No obstante, en la Sinfonía para cuerdas en Re menor Antonio Vivaldi, una obra de última etapa donde abraza el lenguaje galante que ganó terreno en ese momento. El ultimo movimiento es particularmente brillante y así fue ejecutado, mostrando la imaginación del autor y la diversidad que creó dentro de este género

El Concierto de Brandeburgo n° 3 -sin solista como el anterior- fue interpretado con una enorme fineza: las delicias contrapuntísticas, los difíciles cruces de cuerdas, la colorida instrumentación y el desarrollo cromático lucieron en todo su esplendor y los intérpretes enfrentaron con galanura las inclementes demandas de la partitura.

Tanto El Ensemble como Avi Avital produjeron sonidos de enorme belleza y calidez y ofrecieron una atractiva interpretación sin caer en las exageraciones y el manierismo. Una interpretación viva y fresca y el repertorio elegido se adaptó correctamente para mostrar estas cualidades.